Hay unas cercas que rodearon mi vida
y habrá unas cercas que rodearán mi muerte.
Hubo una cerca que rodeó mis juegos
y hay otras cercas que me impidieron verte.
Rodeaba las cercas, por no saltar sobre ellas
encontrando después mas cercas añadidas.
Cercas nuevas, que no quiere decir cercas bellas.
Unas detrás de otras, clasificando vidas.
Separaban los prados, las fortunas, las casas .
Separaban el mundo de este mundo y del mio.
Separaban, el viento de fuera, de las brasas,
eran calor en julio, y en diciembre eran frio.
A veces las saltaba, para no rodearlas,
y cruzaba los prados marcados por sebes.
A mi vista de niño me parecían inmensos,
hoy en día, ya viejo, son verdores muy breves.
Hoy sigo entre esas cercas, y creo que me han vencido.
Ya no las salto, ni pretendo atravesar sus puertas.
Ni las amo ni odio, pero es claro que he sido
enemigo muy débil para fuerzas tan ciertas.
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